Hay técnicas de caldeo con muchas ventajas económicas a costa de un mayor esfuerzo por parte de los habitantes del inmueble, ya sean inquilinos o propietarios.
También hay técnicas de caldeo mas caras , y cómodas, que apenas requieren esfuerzo por parte de los susodichos.
En el sentido económico expreso esta metáfora, y a modo de ejemplo, quiero dar a entender que la auto-generación de energía, con su consecuente ahorro económico, estaría reñida, si queremos precio, con un mayor trabajo por parte del usuario, siquiera al principio o en primera instancia. Evidentemente, este funcionamiento es considerable y útil hasta un límite de tiempo y de trabajo. Cada persona tiene que sopesar pros y contras. El habitante no va a ponerse a pedalear sobre un generador para autogenerar su propia energía. Tampoco se trata de eso.
Voy al grano.
La opción más económica en la zona pasa por quemar ceporros secos troceados , y previamente almacenados, en una chimenea o , mejor, en una estufa de leña con boca de entrada grande. Este tipo de calefacción requiere un trabajo que acapara las siguientes necesidades: espacio de almacenaje y manipulación, sistema económico de recolección y transporte de ceporros, normalmente un carro homologado junto a un coche con bola, y tiempo personal para realizar estas tareas. Si estos requisitos se cumplen supone un buen ahorro económico para toda la temporada, y para toda la familia.
En base a mi experiencia esta opción supone un ahorro que oscila entre los 2000 y 3000 euros por temporada, sin conocer ,actualmente, el coste del gas ciudad que se usa en estos menesteres.
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