Nuevamente me sorprende una proposición de este pequeño libro que,
desgraciadamente, tiene mucha vigencia hoy en día. Siquiera una
vigencia ideal:
Es deber del general ser sereno, impenetrable, imparcial y dueño
de sí mismo.
La cosa es que ese debería ser el papel de muchos homínidos que
toman decisiones que afectan a otros. Se trata de una frase muy
curiosa que no está nada mal si se aplica a gestores del bien común
sin ánimos beligerantes. Es decir, me gusta la frase y sus
implicaciones fuera del contexto de cualquier guerra. Me gusta la
frase cambiando la idea de general por la de gestor, y fuera del
libro de Sun Tzu en sí , que se centra en la guerra y sus artimañas.
La sección El
Ataque con Fuego es,
sinceramente, horripilante. Solo hay que leer la primera proposición
para darse cuenta de su despropósito ético y perpetuo:
Se cuentan cinco métodos para atacar con fuego. El primero
consiste en quemar a las personas el segundo , quemar los almacenes,
el tercero, quemar el equipo, el cuarto, quemar los arsenales , el
quinto , utilizar proyectiles incendiarios.
Todo sea por quemar. ¡Venga ya! Quizás los que aplicasen esas
técnicas tan 'constructivas' deberían haber comenzado por sí mismos
o por sus jefes inmediatos y jerárquicos. Bien es verdad que evitar
estos despropósitos, que se han producido en la historia homínida
una y otra vez, ha sido imposible, o habría sido imposible. Estas
salvajadas relacionadas con el fuego han sido deleznables, siguen
siéndolo, y dan ganas de vomitar. Evidentemente me refiero al fuego
de las hogueras donde, por ejemplo, se quemaban a los herejes y a las
brujas. ¡Qué bonito! ¡Qué preciosidad histórica! Está claro que
somos bichos aunque, menos mal, todos los homínidos no han sido tan
horribles. Gracias a Confucio, Zoroastro, Buda, Jesus, Melquisedec,
etcétera,... Y no se que decir de los filósofos que participaron
por aquellos tiempos, de una forma u otra, en las ciudades estado
griegas...
También existieron muchos otros seres humanos en el tiempo histórico de los homínidos que , evidentemente,
argumentaban actos generosos y loables hacia los demás. Menos mal que
ha habido seres constructivos en la historia. Buenos y reflexivos
seres humanos que han buscado el crecimiento interior y exterior, que
también sirve pues compartimos con los demás el universo exterior
donde los malos actos de muchos los sufren los inocentes. Y esta
inercia tan frecuente hay que frenarla construyendo juntos , y
pensando en el bien general antes que en el particular. Todo este
despropósito homínido debería cambiar a mejor para todos, evidentemente.
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