Evidentemente, las otras
compañeras realizan tareas muy duras, como dar de comer, limpiar y
asear a los abuelos y abuelas, pero son tareas necesarias antes que
suficientes desde el punto de vista de las necesidades psicosociales
de los humanos de cualquier edad.
Y, para terminar,
reconozco que estoy cansando de ser insultado, infravalorado,
vilipendiando y otros “ados”. Al principio, como le decía a los
descendientes de los abuelos que cuido, no tenía histórico y podía
aguantar las embestidas sin problemas pero dos años dan para muchas
palabras desagradables y crueles, para palabras sin piedad ni
consideración, para acumulación. Reconozco que , ante todo, me
sobrecarga el maltratador que, en muchos sentidos, es como un niño
adulto con mala leche y alguna demencia reciente o antigua. La
“cuidada” , mujer depresiva por narices históricas, se ralla
algunas veces, y cuando está así mucho tiempo es difícil de
llevar. Soportar su tendencia ha hablar mal de todo el mundo, o solo observar
lo negativo de las personas y sus trabajos, es una tarea dura cuando es muy
frecuente. He pensado en alguna demencia y se me ha criticado una
actuación preventiva no ejecutada. Hablé con el médico de cabecera
para que recetase alguna cosa a la abuela por si seguía en sus
redundancias perpetuas, para ayudarla y ayudarnos. La sola idea de
las gotas ha llevado a la abuela a un poco más de calma, y a una de
las descendientes a la ruptura de su tolerancia ante mi decisión
semi-autónoma. Ya no me quiere por aquí, y antes del verano me iré.
La pérdida de la
confianza de una de los descendientes ha sido determinante. Le dirijo
unas palabras a ella por si alguna vez pasa por aquí, cosa que
considero casi imposible:
Gracias por tu franqueza
pero escuchar demasiado a tu padre, tarde o temprano te pasará
factura. "No pueden darse flores a los cerdos", y tu te esfuerzas
constantemente en ser amable con él. Le exiges más a tu madre que a
tu padre, y considero que se trata de un error histórico. Espero que
cuando un servidor desaparezca del escenario no se enfoque contigo.
Está amargado y sabe amargar. La enfermedad que tiene es muy cruel,
y él ya lo era antes. Surge un problema de sumatorio. Lleva años de
experiencia e, inevitablemente, ignorancia de sí mismo. Pero poco
puede hacerse para que despierte y asuma responsabilidades
emocionales. Debería pedir perdón por todo el dolor que ha generado, debería asumir responsabilidades , en lugar de culpar al chivo expiatorio
de turno, como ha hecho siempre, como sigue haciendo con perversión.
No creo que sea un problema de ignorancia. La ignorancia puede suponer grandeza de alma, pero no es el caso en absoluto, lo siento. Mucha suerte.