Pues ellos me han
quitado la luz y mi poder ha empezado a cesar en mi y he sido
destituida de mi luz.
Ahora y por tanto,
¡Oh, Luz!, que estás en ti y en mí yo canto alabanzas en tu
nombre, ¡Oh, Luz!, glorificándote.
Que mi canto de
alabanza sea de tu agrado, ¡Oh, Luz! ,como un misterio excelente que
guía a las puertas de la Luz, a las cuales aquellos que se
arrepentirán pronunciarán, y a los que la Luz purificará.
Ahora y por tanto, que
todas las materias se regocijen; que te busque a ti toda luz, y que
el poder de las estrellas que es en ti, perdure.
Pues la luz ha oído a
las materias y no dejará a nadie sin haberlas purificado.
Que las almas y las
materias alaben al Señor de todos los aeones, y que las materias y
todo lo que hay en ellas lo alaben.
Pues Dios les
salvará el alma de todas las materias y una ciudad será preparada
en la Luz y todas las almas que se salven habitarán esa ciudad y la
heredarán.
Y el alma de aquellos
que recibirán misterios habitarán esa región y aquellos que hayan
recibido misterios en su nombre, morarán en ella”.
Sophia
sigue orando sin dilación. No deja de orar y pedir acompañando sus
devociones con un arrepentimiento sincero tras su pecado, ese en que
Obstinado la hizo caer.
En
estos momentos el párrafo que pongo en negrita es el que más llama
mi atención de manera significativa. Si la ciudad de la Luz termina
tomando forma , o existe ¿Qué pasará con las almas que no se
salven? ¿Dónde estará la idea de misericordia divina? ¿Dónde
está? ¿Son así las leyes del cosmos? Es evidente que esta idea de
las almas elegidas discrimina a las no elegidas. Es una configuración
hipersocial que me resulta demasiado humana, demasiado habitual entre
las sociedades de homínidos, demasiado histórica, demasiado
primitiva, y no pretendo ofender a nadie. Digamos que es algo que no me
cuadra en este párrafo, en la idea de salvación expresada en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario