Hay otro residente
curioso, o incluso muy curioso, que voy a llamar Vecino porque cuando
va al mercadillo junto a los demás compañeros que tienen movilidad
suficiente, y siempre y cuando haga buen tiempo, parece el Papa
saludando a todo el mundo. No hace más que pararse a cascar con unos
y con otros.
Le dio un ictus hace un
tiempo y está en la residencia para estar atendido y recuperarse.
Realiza sus ejercicios todas las mañanas y se le va viendo mejoría,
cosa que no le sucede a todos los residentes. Son las cosas de la
vida y su vicisitudes. ¿Estamos en el purgatorio? ¿Quizás en el
infierno?
Vecino es un tipo que
utiliza mucho el humor y, además, tiene buen sentido del humor pues
se ríe de sí mismo y no tiene sentido del ridículo. Atiende a las
guasas tal como el mismo las gasta aunque su humor sea, sinceramente,
manchego. Me recuerda por una parte a mi abuelo materno, y por otra
parte a Ramón Rodríguez, el presentador de televisión de los
programas de fin de año.
Le encanta hacer pareados
aunque suenen mal. Eso no importa, lo importante es que tengan cierto
ritmo aunque sea antiestético. Últimamente le saludo con la
fórmula: ¡Eh Quillo! Y el me responde de la misma manera . También
le he explicado, porque no lo sabía, que en “Cadí” se dice
“Picha”o “Pissa”.
Hasta se ríe de mis
carcajadas desbordadas tras contarme algún chiste malo con su
particular gracia. Esta misma mañana me contó un chiste de un cura
y un monaguillo, y no puede evitar la risotada.
Reconozco que me cae bien
aunque me haya llamado, en diferentes momentos y circunstancias,
membrillo, “culoso” (por meticuloso), y otras lindeces con trampa
tras algunos pareados de los suyos.
Sinceramente le provoco
un poco , tal como provoco a los dos comentaristas de este entorno.
Ignoro cuanto durarán sus comentarios , pero que haya algunos muy
buenos compensa el resto. Saludos.
Vecino tiene sus amigos
inevitables de residencia, pues es muy sociable, pero hay otros
residentes que no gustan de las zonas comunes, que se ocultan. La
residencia es un lugar triste en que tal como se escuchan las risas, se
oyen los llantos y el dolor. No hay día que no haya alguna lágrima. Es un
lugar duro, emocionalmente complicado.
¿Deberían estar los
abuelos en sus casas con compañía pagada? ¿Sería mejor para
ellos? ¿Por qué se aparca a los abuelos en lugares como estos? ¿No
pueden las familias hacerse cargo con ayuda? ¿Podían hacerse cargo
antiguamente? Hay que reconocer que es un asunto complicado que solo
me genera preguntas. Siempre tengo preguntas y más preguntas. A más
experiencia vital ,inevitablemente, más preguntas. No sé mucho de respuestas.
Pregúntenle a otros que saben mucho.