Capítulo 32
Y Pistis Sophia lloró
hasta el exceso y gritó a la luz de las luces, a la que ella había
visto desde el principio. En la que había tenido fe, y expresó su
arrepentimiento, diciendo así:
El primer
arrepentimiento de Sophia
“¡Oh,
Luz de luces!, en quien he tenido fe desde el principio; escúchame
ahora, ¡!Oh. Luz!, en mi arrepentimiento. Sálvame, ¡Oh, Luz!, pues
han entrado en mí malos pensamientos.
Miré,
¡Oh. Luz!, hacia las partes inferiores; vi ahí una luz y pensé :
Iré a esa región, a fin de poder tomar esa luz, a fin de poder
tomar esa luz. Y fui y me encontré a mí misma en la oscuridad, que
está en el caos de abajo, y no pude apresurarme a volver a mi región
porque me apresaron dolorosamente todas las emanaciones de Obstinado
y el poder rostro de león me quitó mi luz.
Y
grité pidiendo ayuda, pero mi voz no salió de las tinieblas. Y miré
a la altura para que la luz en la cual yo había tenido fe, me
ayudase.
Y
cuando miré a la altura vi a todos lo regidores de los aeones, que
eran numerosos, como miraban hacia abajo y se regocijaban a mi costa,
aún cuando yo no les había hecho mal; pero ellos me aborrecían sin
causa. Y cuando las emanaciones de Obstinado vieron a los regidores
de los aeones regocijarse por mi causa, supieron que los regidores de
los aeones no vendrían en mi ayuda; así que esas emanaciones se
animaron y me oprimieron dolorosamente, con violencia, y la luz que
yo no tomé de ellas, la tomaron de mí.
Ahora
y por tanto ¡Oh , luz de la Verdad! , tu sabes que yo hice esto en
inocencia, pensando que el poder de luz con rostro de león te
pertenecía; y el pecado que he cometido está abierto frente a ti.
No
o permitas que me falte mi luz, ¡Oh, Señor!, pues yo he tenido fe
en tu luz desde el principio: ¡Oh, Señor! ¡Oh, Señor de los
poderes!, que yo no sufra más por falta de mi luz.
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