Muchos pequeños
productores se compran un tractor con la justificación de que van a
trabajar ajeno y les compensará, aunque no sea así. Desde mi visión
la mayoría no hace números si no que se deja llevar por las
pasiones más bajas que manejan muy bien, por ejemplo, los vendedores
de tractores en las distintas ferias agrícolas.
Se compran un tractor
porqué pueden permitírselo aunque no lo necesiten de verdad. En la
mayoría de los casos no hay estudio de necesidades ni de
amortización antes , ni después, de la compra en cuestión.
Según he podido
averiguar antiguamente una mula , un arado, y un mancebo araban una
fanega local en un día de 10 horas aproximadas. La fanega es una
medida que cambia según los sitios pues constituye mil cepas
colocadas con mayor o menor densidad superficial. En la zona donde
vivo actualmente esta unidad local , o fanega, viene a ser ¾ de
hectárea.
Si el pequeño productor
posee, por ejemplo, diez fanegas existirían medios técnicos,
relativamente económicos alejados de la idea “tractor”, y
relativamente cómodos, que permitirían cuatro pasadas al año , o
cuatro arados completos, sin necesidad de pagar a plazos un tractor,
ni llevar su costoso mantenimiento. Cuando un tractor entra en taller
hay que despedirse, como mínimo , de trescientos euros. Tiemblo ante
la falta de reflexión existente, siquiera basándome en mis
observaciones, conversaciones y, evidentemente, juicios Carenados.
Otro asunto es cuando un
propietario de viñas solicita que un ajeno le trabaje las tierras en
los diferentes momentos del año. Está mal visto, o muy mal visto,
que el propietario diga que gana dinero después de hacer los
balances anuales de ingresos y gastos tras cada campaña. Existen
unos precios de mercado por trabajo ajeno que , aparentemente, hacen
que las viñas se mantengan y ya está. Tras mis averiguaciones
existe un porcentaje de aparente beneficio que es relativamente fácil
de calcular y que oscila entre el viente y el treinta por ciento de
lo ingresado, pero nadie, nadie que contrate ajeno, reconoce esta
circunstancia. Evidentemente, el porcentaje es un promedio de varios
años consecutivos, y no es la misma cantidad neta el 20% de 2000
euros, que el 20% de 20000 euros. Aunque se trate de una cuestión de
perogrullo, no suele ser considerada en las conversaciones. Hay mucho celo.
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