Este joven señor también
argumenta que privatizar es beneficioso porque el servicio público
es ineficiente. Se trata de otra proposición manida y
centrifugada hasta la saciedad que, evidentemente, se convierte en
razón de fe. Se trata de una proposición compleja que voy a
intentar analizar desde las perspectivas carenadas posibles. En
primera instancia, y tras una primera visual, parece una verdad
irrefutable. La imagen del funcionario que se escaquea y pierde, más
que una diez onde en un taller, está muy extendida y es familia de
la ineficiencia observable. Se trata de un tipo de razón de fe que
he escuchado a lo largo de mi vida decenas de veces, como mínimo.
Pero todos los funcionarios no funcionan bajo este parámetro :
escaqueo. No es así en la generalidad de los casos.
En primera instancia es
un poderoso argumento comercial de las empresas privadas que quieren
ampliar su mercado. Nosotros te hacemos el servicio, nos encargamos
de gestionar los recursos humanos, y ganamos dinero. Un ejemplo: Las
empresas de asistencia domiciliaria están funcionando así con el
dinero del municipio, y con cierta aportación variable de los
beneficiarios del servicio, siquiera en La Mancha. ¿Podría ser
esta empresa de asistencia domiciliaria una empresa pública? La
verdad es que dado el hecho de que los trabajadores, y trabajadoras,
reciben el salario mínimo interprofesional , y que no paran de
moverse durante 4 o 6 horas como mucho. Este bocado tiene sentido
privatizarlo. Es decir: Una empresa pública pura no podría
realizar las labores de las asistencia sociales diarias a un precio
más bajo. La empresa privada si tiene aquí un lugar de explotación.
Ningún funcionario se va a poner a dar vueltas ganando poco dinero.
Aquí tiene sentido la privatización, dada la precariedad laboral
que rodea el servicio, una precariedad que , curiosamente, cumple las
leyes vigentes.
El problema de la empresa
pública gestionada por funcionarios es su aparente falta de
flexibilidad de facto. El funcionario tipo al no moverse en el mundo
del mercado , pues constituye un referente que ha perdido, se relaja
aparentemente en exceso, pero no en todos los casos es así. Ahora
voy a poner el caso contrario al de los servicios de asistencia
domiciliarios: los médicos de cabecera, médicos de familia, o de
atención primaria. Esta atención pública está muy bien.
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