Por circunstancias de
endeudado con un familiar muy querido, antes que con una entidad
financiera cualquiera que no me habría dejado ni un euro, decidí
pagar mi cuota mensual de devolución, hasta terminar la deuda, en cualquier oficina
del banco vinculado con la cuenta de mi apreciado ser querido. Este asunto era gratis al principio pero , conforme fueron pasando los
meses de pago de cuota, empezaron a ponerme trabas gratuitas,
entiéndase que comenzaron a cobrarme comisiones o, ante su falta,
comenzaron a no aceptar ingresos inferiores a
seiscientos euros. Me indigné y, a continuación, flipé.
Poco a poco se ha hecho
evidente, desde mi punto de vista -lógicamente- porque desde el
punto de vista del banco la visión es bien distinta, que la entidad
financiera no valora el tiempo de las personas que se acercan por la
caja, ni las vicisitudes pasadas hasta llegar a la oficina de marras.
Eso, de facto, le da completamente igual al banco, por no usar una
expresión malsonante.
Independientemente de la
competencia en el sector, donde hay una tendencia hacia la
eliminación de cajas con operarios y su sustitución por cajeros
automáticos modernos, no es muy razonable que se produzca una
segregación física ante una caja con un humano detrás. Esto resulta de
mala educación dado que lo que hay en juego son unos cuatro euros,
que es el coste de una transferencia entre entidades bancarias
distintas. ¿Toda esta parafernalia se ha tejido para que la entidad
facture por transferencias interbancarias ? ¿De verdad?
Ahora, si o sí y en mi
caso, tengo que pagar al banco cada vez que devuelvo mis doscientos
euros mensuales. Resumiendo: Devolver el dinero a mi ser querido me
va a costar 48 euros anuales más. Sinceramente, son unos avaros y no hay
justicia con el débil. Usar la palabra ladrones me sabe a poco.
Si las operaciones con
plástico van en aumento, y las operaciones con moneda física van a
menos, solo vamos a favorecer que los bancos, y entidades financieras
en general, se lucren cada vez más y sin límite dado que una
transferencia interbancaria va a suponer un coste al ordenante, y un
ingreso al banco, o a los bancos, o a las redes entre ellos.
Me parece deleznable que
se infravalore tanto la presencia física en las sucursales
bancarias. Parece que no quieren ni personas ni colas de personas que
solo buscan ahorrarse algunos euros entre los pocos que tienen. Estas
son cosas de pobres y, por contraposición, de oportunistas. Estas son cosas ,
como siempre, de bichos.
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