Sucedió entonces,
cuando los Arcontes de los Aeones y aquellos del Destino y aquellos
de la esfera continuaron realizando esto -volviéndose a sí mismos,
devorando su materia inútil y no permitiendo a las almas nacer en
el mundo de la humanidad a fin de poder seguir siendo regidores y que
sus poderes que están en sus poderes, o sea, las almas, puedan pasar
largo tiempo aquí afuera-, persistieron en hacer esto continuamente
durante dos círculos.
Así, cuando yo quise
ascender para ejercer el ministerio para el que fui llamado por orden
del Primer Misterio, subí hasta en medio de los tiranos de los
Arcontes de los Doce Aeones con mi vestimenta de luz, brillando tan
extraordinariamente que no había medida para la luz que me envolvía.
Adamas y los
tiranos luchan contra la vestimenta de luz
Y
sucedió entonces, cuando los tiranos vieron la grandiosa luz que me
rodeaba, que el gran Adamas, el Tirano, y todos los tiranos de los
doce aeones, ellos juntos, empezaron a luchar contra la luz de mi
vestimenta deseando apoderarse de ella, a fin de permanecer más en
su imperio. Esto hicieron ellos sin saber contra quien luchaban.
El
Resucitado vuelve al asunto de la caía, o rebeldía, de los
Arcontes, Adamas y tiranos para dar una vuelta más de tuerca a un asunto ya planteado. Con más lujo de detalles reitera porqué tuvo
que llamar al orden a los antes dichos.
En
la entrada que sigue a esta es cuando El Cristo Resucitado profundiza
en estos aspectos ya expresados anteriormente. Este documento,
llamado Pistis Sophia, se va caracterizando por su tratamiento
espiral de los diferentes contenidos de la doctrina expresada.
Una
curiosidad, siquiera para mi. Hablando el otro día con una amiga,
que es amiga de mi compañera de camino, me hizo saber que
Pistis Sophia es un documento que surgió de los Valentinianos,
comunidad Cristiana del siglo uno, que fue traducido al Ingles en el
siglo dieciocho y , desde este idioma, se tradujo al Castellano.
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