La cantidad de carne , y su tipo, van al gusto. En mi caso un muslo
de pollo por persona es suficiente. Resulta interesante, de cara al
sabor final, que la carne elegida tenga hueso. Para terminar hay que
tener cerca un poquito de flor de azafrán, que cuesta una pasta, el
agua necesaria, y sal al gusto.
La ausencia de sal conllevará una perdida de sabor generalizada.
Desgraciadamente las personas que no pueden tomarla se pierden,
normalmente por razones de salud, un potenciador del sabor
tradicional y maravilloso. Tienen mucho sentido frases como estas.
Frases que acercan a la sal:
- ¡Dale un poco de sal a tu vida!
- ¡ Mi Salao!
- ¡Qué salá eres, guapa!
Estas exclamaciones prehistóricas tienen mucho más sentido para mí
que hace un año. Son las cosas del camino.
Con todo preparado , lavado con agua y cercano, añadiremos el aceite
de oliva al fondo de la olla hasta cubrirlo en defecto antes que en
exceso, encenderemos el fuego oportuno a la potencia deseada, o al
fuego deseado. A mayor energía aplicada el tiempo de calentamiento
inicial será menor y ganaremos tiempo a cambio de estar más alerta
durante unos minutos. Las cocineras que conozco eligen, normalmente,
la plena potencia del fuego elegido, pues siempre hay prisa. Así lo
he vivido en todos los casos que he observado con cariño. También
me ha pasado con el único cocinero que conozco, el marido de una
amiga que es mi amigo.
Tras el inicio del calentamiento añadimos la cebolla troceada para
freírla. Cuando la cebolla está frita, pues habrá cambiado su
color, echamos todo lo demás en el contenedor de acero inoxidable
llamado olla.
Cuando hemos volteado todos los elementos troceados, junto a la
carne, se añade la flor de azafrán , la sal, y el agua hasta
cubrirlo todo. El nivel del agua quedará al raso. Moveremos un poco
los ingredientes para que todos queden sumergidos lo justo. Es el
mejor momento para añadir o quitar agua.
Entonces,
solo entonces, pondremos la tapadera a la olla, esperaremos a que suene el vapor en su presión, bajaremos el fuego al mínimo, pues
ya no será necesaria tanta energía dado que la ebullición del agua
estará en plenitud, y desde el primer pitido contaremos los minutos necesarios.
En nuestro caso, al tratarse de una olla rápida, que no es
exactamente como la express, estamos hablando de veinticinco minutos.
En el caso de otra olla puede que cambie un poco el tiempo de
ebullición a presión.
Solo
queda estar pendiente del reloj , y cuando el momento llegue apagar
el fuego y esperar el enfriamiento del guiso.
No
obstante, no puedo dejar de expresar que siempre será mejor que te hagan de comer. Doy fe.
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