A lo
largo de la secuencia de mis años no me ha llamado la atención la
cocina ni sus proximidades como los suministros, el fregadero, y los
fogones de distintas tecnologías.
Recientemente,
y por razones de trabajo antes que devoción, me he aproximado a los
asuntos culinarios y sus variaciones para descubrir que me lo he
planteado muy bien en el pasado. Considero y creo, guste o no a quien
lea esto alguna vez – si es el caso-, que cocinar requiere un
esfuerzo que no es valorado por los demás a excepción ,
evidentemente, de los cocineros y grumets que se ganan los cuartos en
este oficio. En este asunto de oficio me llama la atención que los
que tienen más reconocimiento público son varones. ¿Será cuestión
de testosterona? Pero esto es otra historia, una historia diferente a
la que quiero relatar.
He
de subrayar el esfuerzo diario de muchas madres, padres, abuelos, u
otros trabajadores de la cocina no remunerados.
Tampoco
pretendo con estas entradas consecutivas hacer un estudio
antropológico del asunto, si no comentar diferentes y simples
recetas que forman parte de mis rutinas laborales actuales como
ayudante , o colaborador, del hogar.
Antes
de continuar, quiero agradecer las enseñanzas recibidas a las
diferentes mujeres que me han ayudado y me están ayudando ahora.
Incluyo a mi compañera de camino, a su madre, y a mi madre. Gracias.
Guiso
de garbanzos en olla rápida:
Puedes comprar estas legumbres preventoseo a granel, en bolsas de
distintas variedades, o en botes precocinados. En todos los casos,
menos en el último, hay que meter los garbanzos en agua el día
antes para reblandecerlos.
Parece ser que hay garbanzos macho y hembra, pero no he tenido
ocasión de comprobar su sexo.
Tras elegir la cantidad de garbanzos necesaria, en base a los
comensales, hay que trocear las siguientes verduras a discreción:
media cebolla, una patata y una zanahoria mediana por comensal, un
buen trozo de calabaza más o menos como un puño, y setas de
temporada o, en su ausencia, cultivadas como los champiñones, u
otras setas de alpaca. La porción de setas más interesante es de
tres ramas por comensal.
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