Un
ejemplo: A nivel personal un amigo me sugirió hacer un banco de
tiempo entre los dos, yo trabajaba para él y el para mi, pero se da
la circunstancia de que no me cuadraba porque, desgraciadamente, lo
que necesitaba , si dedicaba tiempo multitarea a algún amigo o
amiga, era dinero para pagar facturas y deudas. Tuve que decirle que
no. Evidentemente , el asunto de los bancos del tiempo no me ha
funcionado a nivel personal. Se hace necesario explorar nuevas
opciones que permitan generar alternativas al sistema tan perverso
que tenemos en funcionamiento. Y digo perverso sin lugar a dudas. Lo
siento si ofendo a alguien. Tiene cosas buenas, que vienen de la
lucha obrera del pasado- siquiera muchas de ellas-, pero fuera parte
de eso poco más. Las grandes corporaciones están haciendo su agosto
y no me gusta un pelo. La concentración de poder económico, o
cualquier otra concentración, es básicamente peligrosa cuando el
poderoso pierde la perspectiva del bien común o de la mayoría, cosa
que suele ocurrir con demasiada frecuencia, por no decir siempre.
Tenemos
un sistema anclado en antivalores que están muy camuflados pero son,
guste o no guste, valores muy negativos para el bien común tan
necesario: egoísmo, codicia, oportunismo, avaricia, envidia,
hipocresía, manipulación, sofismo, servilismo, etcétera. El sistema, en
su funcionamiento, nos hace más bichos de lo que realmente somos.
Es
necesario mejorar mucho el mundo y su sistema aún y , para mí, no es
suficiente que a mi me vaya tirando, aunque no me gustaría que me fuese
peor, a que negarlo. Desde siempre, o desde que tengo conciencia, o
parecido, no me gustaba como funcionaba el mundo y hoy sigue sin
gustarme. Es básicamente absurdo desde la preciosa perspectiva de
los Derechos Humanos, que son un auténtico papel mojado. Actualmente, lo Derechos Humanos siguen pareciendo utopía. Estoy cansado de tanto absurdo antropocéntrico.
Saludos
pacíficos.
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