De los espíritus de los discípulos y su encarnación
Por
esta razón os he elegido en verdad desde el principio hasta el fin
del Primer Misterio. Regocijaos y alegraros, porque cuando partí de
este mundo, traje conmigo doce potestades, tal como os lo he dicho
desde el principio, las cuales las he despojado de los doce
redentores del Tesoro de la Luz, de acuerdo
al mandato del Primer Misterio. Estas,
en otro tiempo las vertí en el vientre de vuestras madres, cuando
vine al mundo; esas son
aquellas que están en vuestros cuerpos ahora. Pues estas potestades
os han sido concedidas ante el mundo; porque vosotros sois quienes lo
salarán y porque vosotros podéis soportar las amenazas de los
gobiernos de la tierra y las ansiedades del mundo y sus peligros y
todas sus persecuciones, que
los príncipes de lo alto acarrearán sobre vosotros. Muchas veces os
he dicho que he llevado la fuerza hacia vosotros de los doce
redentores que se encuentran en el Tesoro de la Luz. Por tal motivo,
os he dicho verdaderamente desde el principio,
que no sois de este mundo. Yo también no lo soy. A pesar de que
todos los hombres de la tierra han engendrado sus almas de las
fuerzas de los redentores de los Aeones. Pero la fuerza que está en
vosotros, proviene de mi; vuestras almas residen en lo alto. He
traído doce potestades de los doce redentores del Tesoro de la Luz,
extraídos de la parte de mi poder que primero recibí. Y cuando me
puse en marcha por el mundo, llegué en medio de los príncipes de la
esfera, con la forma de Gabriel, el Ángel de los Aeones; y los
príncipes
de los Aeones no me conocieron, porque creyeron que yo era el Ángel
Gabriel.
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