Ezequiel, que había
interactuado menos con los humanos, y las humanas, comenzó a
discutir con frecuencia con su amigo Mondo, muy implicado en su nueva
situación. Desgraciada, e inevitablemente, comenzaron a discrepar
mucho en el trato que merecían los animales hombre.
Según Ezequiel, su amigo
había perdido la perspectiva al liarse con la humana.
Según Mondo todos los dioses
medianos estaban equivocados y eran, de facto, unos peleles
consentidos. Los dioses habían perdido un montón de valores en su
ascensión. La vida eterna y el poder, su poder de dioses, tenían
muchos inconvenientes mentales.
La relación fue
deteriorándose y hubo un cisma. Cada uno continuó con una religión
monoteísta diferente, que conllevaba un trato diferente por parte
del animal hombre. Continuaron su amistad milenaria pero comenzaron
a verse menos. Este juego había dejado de serlo. Ahora tenían menos
cosas en común, salvo el espacio tiempo común en que se
desarrollaban los acontecimientos de los
objetos y sujetos del
universo.
Pasado un largo tiempo
Ezequiel, que estaba perdiendo adeptos o feligreses, buscó a su
amigo para hablar seriamente
sobre los humanos.
Quería saber qué estaba pasando, y anticiparse a lo que podría
pasar a corto plazo en la granja llamada Tierra. Esta
fue una de las primeras conversaciones agrias entre dos amigos que
parecían
estar en crisis.
- Pero vamos a ver, querido
Mondo. No comprendes que los humanos son seres inferiores. Has
practicado una especie de zoofilia. Te has enamorado de un animal
hembra. La
religión humilde que has desarrollado va a dar problemas. En la
religión debe predominar el miedo y el temor, antes que esa
patochada llamada Amor.
- No es el caso. Apreciado
Ezequiel. Estos seres son más de lo que pensábamos, y nosotros
somos menos de lo que pensábamos. He comprendido nuestro error.
Ignoro en que momento de nuestro espacio tiempo común perdimos la
perspectiva. Estos seres sienten y padecen como nosotros y, encima,
son mortales.
- Por
eso no son dioses. Su mortalidad es el límite. Nosotros somos más.
- Querido Ezequiel. Que
se amen entre ellos , y
que nos amen, es la
solución. Tienen la chispa divina. Nosotros
estamos enfermos. Somos una especie enferma que ha perdido la
perspectiva y la empatía. Que sea padre me ha hecho entender que
tenemos mucho en común con los humanos.
...Continuará...
Ezequiel, Mondo...te falta Lirondo.
ResponderEliminar"Ezequiel, que había interactuado menos con los humanos, y las humanas"
ResponderEliminarTe cabe todo y toda.