Llevo
un tiempo masticando la opción de subir entradas relativas al
ejercicio de la meditación. Hoy me he decidido a publicar varias
entradas al respecto, pese a la posibilidad de ser considerado un
ejercicio estúpido, o poco práctico. Asumo ese riesgo con un poco
de temor. Temor presumible basado en mis miedos y absurdos, antes que
en otra cosa cuando, de momento, sigue existiendo la libertad de
expresión , religiosa, y de pensamiento. Siempre recuerdo que la
libertad empieza en uno mismo y termina en el otro. Recuerdo que hay
que moverse entre la libertad y el libertinaje, si llegar a este
último. Y la libertad auténtica es un asunto, en muchas ocasiones,
amigo de la Moral, de la Filosofía, de la ética, y del equilibrio entre ellas.
Aunque
la indignación respecto a mi mundo sigue nadando en mis
venas, y arterias, hace unos años comencé a realizar prácticas
de meditación. Dados sus resultados sobre mí, siquiera a corto
plazo, inicio esta saga de reflexiones y pronunciamientos. Mis
prácticas van anexadas a cierta religión razonable que acompaña
las sesiones meditativas, pero la meditación puede practicarse sin
contenido religioso, aunque entonces está algo más vacía de
contenido, entonces es como comer sin sal. Todo está soso, pero nutre y alimenta. Sobre la cuestión religiosa no considero necesario
comunicar algo o nada, pues escribir sobre meditación, para mí, es
como escribir sobre un deporte en concreto, antes que sobre el
deporte en general. En consecuencia ética, voy a escribir sobre la
meditación desde el punto de vista Carenado. Es decir , voy a
escribir sobre lo que es la meditación para mí. Una cuestión local
e, inevitablemente, particular.
Dada
la filosofía implícita en toda meditación, que es alcanzar la
armonía con el Todo desde el propio mundo interior que forma parte
de ese Todo -cosa que no he conseguido pero que he entendido
formalmente-, comienzo a escribir sobre ella desde mi visión de
aprendiz y principiante. Pido disculpas a los maestros de la
meditación sí desde mis proposiciones molesto sus directrices,
procesos, y orgullos. Un novato no debería atreverse con estos
asuntos, pero Carenado lo considera necesario. Considero que puedo
teclear sobre la meditación que sanamente practico buscando, de
momento, mi paz interior. Buscando la calma dentro de un mundo externo que está lleno
de despropósitos que , inevitablemente, siguen influyéndome.
Afectándome. Mi indignación no ha muerto, solo está latente.
Saludos.
Posdata:
Gracias a Jacarandá , sobre todo, por darme a conocer este camino.
No os molestéis los demás. Carenado escribe lo que siente.
Continuará...
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