No
siempre se puede buscar el mejor sentido a la vida pues ella misma,
quieras o no quieras, te lía. Y sobre estos asuntos de líos vitales
sabe mucho Maro, un amigo de El Cano. Maro es ese tipo de persona que
sin ser mala es trapa. Un perfil humano que puede apreciarse ,
incluso quererse, pero que no es claro o demasiado fiable en sus
proposiciones. Suele decir Diego donde dijo digo. Tampoco se trata
de que este perfil de personalidad sea el de un ladrón o algo
parecido, no se trata de ese extremo. Se trata de que es un poco
tramposo, o fullero. Cosa que le hace algo imprevisible en sus
argumentos. Cuando te cuenta algo no sabes si es verdad, o si está
mintiendo sobre un asunto importante para él pero no de vida o
muerte para los demás. No tiene porque haber coherencia entre sus
argumentos y los hechos en que participa, pero hay cierta semejanza o
paralelismo.
Maro
es alto y con sobrepeso. Sonríe con facilidad y chapucea de tal
manera que su presupuesto mínimo siempre es de ochenta euros. Si el
tajo es pequeño lo hace grande añadiéndole tareas . El Cano lo
tolera como amigo porqué esa actitud le permite tener dinero y no
pasar tantas penurias económicas como pasa él como artista sin
reconocimiento. Ser una artista subcero tiene su precio en el día a
día, y Maro paga las cervezas cuando queda con su amigo el Cano.
Aunque
Maro se mueve en la vida sumergida, también se mueve en la vida
subsidiada. Sabe encontrar equilibrio entre recibir alguna ayuda y
realizar una chapuza buena cada dos días. Debe ser su sociabilidad
pero los chapuces le llegan con relativa frecuencia, y no son
chapuces de diez o veinte euros. El puñetero se da buena traza, o
tiene buen Darma para el goteo de tareas. Tres chapuces a las semana,
más o menos, de ochenta euros como mínimo cada uno, le dan unos
ingresos de algo menos de mil euros al mes. Maro sobrevive en la
crisis. Para El Cano, Maro es el único chapucero que conoce con tan buenas
cifras. Muchos otros ganan mucho menos. Pese a todo Maro no piensa
darse de alta. Ganaría mucho menos desarrollando el mismo trabajo, o
más. Cada cual sabe de sus cuentas sumergidas. Quizás sea cuestión de supervivencia.