Con esta entrada termino esta pequeña saga que he llamado: El Campo, o la Montaña, Imposibles.
Tras
mis vivencias y sentimientos durante la búsqueda del campo ideal en
prestaciones-precio puedo expresar, a modo de conclusión, que desde
el punto de vista de la legalidad vigente, una legalidad que no es
necesariamente justa, el acceso al campo está sesgado por el dinero
disponible del comprador. Y no estoy escribiendo sobre cifras
pequeñas, sino sobre cifras significativas, o muy duras, para la
mayoría de los bolsillos de los españoles.
Si
tienes dinero puedes ir al campo a probar suerte con tu negocio, o a
vivir como un aparente ermitaño. Si no tienes dinero, y quieres ir
al campo, púdrete o quédate donde estés, salvo que vayas como ocupa, chungo, o de alquiler, mejor.
Las
cifras expresadas en la anterior entrada no son accesibles a muchos
andaluces, y si se añade la construcción de infraestructuras
permitidas, los costes se disparan más aún. No me cuadra que pueda
recuperarse la inversión a corto o medio plazo, salvo que el
municipio recalifique tu finca rustica como terreno urbano, asunto
difícil aunque no imposible dentro de un Parque Natural. Y este
aspecto de la recalificación lo voy a dejar en puntos suspensivos...
Es
prohibitivo volver al campo en condiciones de propiedad. Es un tapón
migratorio e impide, con gran precisión, la vuelta al campo para los
pobres, que somos muchos. Es normal, muy normal, que los pobres se
acumulen en las ciudades. Doy fe.
Se
vuelve a hacer evidente ante mí que el paradigma en que vivimos es
equívoco. O permitimos un acceso al dinero más fácil, y no tan
limitado y sesgado como en la actualidad donde, por consideraciones
matemáticas y experiencia, el dinero llama al dinero; o buscamos
otro sistema de intercambio de bienes y servicios donde se premie el
esfuerzo y se evite la discriminación de la escasez. ¿Y qué quiero
decir con esta última frase? Pues que el dinero debe salir del
trabajo en sí, y no de su disponibilidad , o no disponibilidad, en
el pagador del objeto o servicio.
La
palabra paradigma se usa mucho en múltiples entornos. Simplificando
aquí , solo es un referente social respecto al que establecemos
normas de convivencia y comportamiento. Y las normas y
comportamientos pueden cambiarse e, incluso, mejorarse. Solo hay que
comunicarse entre iguales que son distintos. Solo hay que comunicarse
dentro de la paradoja de la diversidad de homínidos que están en la vida. Espero ser entendido pese a mi
animalidad. Saludos.
Alerta roja en Doñana tras haber visto a Carenado circulando por los alrededores con una hormigonera y el plano de una casa dibujado con rotuladores Carioca.
ResponderEliminarEl primer punto del acuerdo PP-Ciudadanos adjudica a Carenado una parcelita de secano en la Antártida.
ResponderEliminar"Si tienes dinero puedes ir al campo a probar suerte"
ResponderEliminarY si quieres sembrar papas puedes ir a Las Vegas o a Montecarlo
Carenado recalifica la maceta de geranios de su ventana para hacerse un dúplex.
ResponderEliminarLos nabucodonosorcitos que viven en la maceta demandan a Carenado por 10 millones y un kg de percebes.
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