Este
fin de semana pasado he tenido un almuerzo con amigos de la formación
profesional, que estudié a finales del siglo pasado, un siglo
utópico para un Carenado idealista y voluntario. Buenos tiempos
fueron aquellos, aunque no perfectos. No he conocido tiempos
perfectos. Ignoro lo que es eso. Lo curioso de esta formación
técnica y reglada es que fue posterior a mi diplomatura en
profesorado de E.G.B. La cursé para intentar ganarme el pan con la
electrónica y sus derivados. Ganarme el pan con el magisterio , o la
diplomatura del plan de 1971, solo era posible si aprobaba
oposiciones, cosa que desestimé tras varios intentos. Mi salud
psicológica y mental comenzó a estar en juego, o la falta de
paciencia me dominó, que también vale. Opositando, había que
jugarse todo el esfuerzo en una mañana y ,si tenías suerte, en
uno o dos exámenes más. En un momento determinado pasé de tanta
presión opositora, busqué alternativas.
En
fin, lo curioso de estudiar algo es que siempre va acompañado de
compañeros de camino y, en el caso de la FP, compañeros de curso,
asignaturas, y aventuras. Fueron buenos tiempos, buenos momentos, y
buenas excursiones. No puedo quejarme. Cuando
aquello terminó mantuvimos mucho contacto los primeros años y,
conforme llegaron las novias ,esposas, e hijos, fuimos
distanciándonos un poco, aunque el contacto nunca se perdió.
Gracias a aquellos que se han esforzado mucho en fomentar los
mensajes virtuales entre nosotros, ahora nos vemos de vez en cuando,
y disfrutamos del presente y de las historias del pasado.
Actualizamos, literalmente, nuestra empatía y nuestras
circunstancias. Inevitablemente, es una gozada muy recomendable.
La
cosa que ha justificado este artículo, reflexión, o entrada, ha
sido que apareció mucho la palabra: guerra. Más de uno de
mis queridos amigos argumentaba la necesidad de una nueva guerra , o
una gran epidemia , para resurgir de las cenizas con la
reconstrucción del mundo y su trabajo necesario. Somos muchos
, decían mis amigos, y hay que asumir todo el dolor, odio, y
padecimiento humano, que conlleva un enfrentamiento bélico, cercano
a uno mismo y sus circunstancias, para bajar la población mundial
y generar la necesidad de reconstrucción y empleo.
Evidentemente
no estaba ni estoy de acuerdo con ellos, pero recordé la idea
pareja de mi amigo El Copy deduciendo que, aunque un servidor no
quiera ni desee la guerra, hay una parte de mis contemporáneos que
piensan que la guerra , o cosa equivalente en bajas humanas,
soluciona cosas a corto, medio, y largo plazo. Me duele en el alma
tanta certidumbre y asunción, y tengo que escribir con esperanza, aunque parezca paradójico para un criticón Carenado como yo.
El
hecho de que critique el mundo en el que vivo. El hecho de que
ratifique nuestra animalidad, y mi animalidad, no supone que no
tengamos solución ni que la solución sea la guerra, como en
momentos pasados de nuestra historia homínida , o como en algunos
lugares de nuestro presente actual. Se hace necesario que
seamos bichos pacíficos que buscan un mundo
mejor para Todos desde nosotros mismos, pasando por
nuestra tribu, y llegando a las grandes agrupaciones de personas.
Debemos hacer cosas de homínidos constructivos, de buenos bichos. El
futuro surge de hay.
En
definitiva, el futuro de nuestra especie, o lo que seamos, pasa por
evolucionar hacia fuera y hacia dentro de nosotros
mismos , que somos en cierta forma la frontera de la materia con
conciencia- o una de las fronteras vivas -, de forma constructiva
y pacífica. Y construir es más complicado que destruir. Pura
entropía que no tiene porqué dominar nuestro presente, ni nuestro futuro social. Debemos
construir futuro para explorar el universo en todos su planos. Eso
solo puede hacerse desde la construcción pacífica, y desde el
diálogo heterogéneo dado que cada ser humano es, según mi visión
de la cosas, una singularidad colaborativa. No tiene mucho sentido
seguir compitiendo entre distintos, para ver cual es más destructivo.
Buen
futuro a todos. Buen futuro en paz.
"Más de uno de mis queridos amigos argumentaba la necesidad de una nueva guerra , o una gran epidemia , para resurgir de las cenizas con la reconstrucción del mundo y su trabajo necesario."
ResponderEliminarA ver, me pondré serio.
¿Alguno de tus amigos se veía como baja de una de esas guerras o epidemias en "pro de la humanidad"?
¿Alguno pensó que la depredación humana no se acaba porque se empiece de cero?
¿Alguno sabe lo que es y conlleva una guerra o una pandemia?
¿Alguno pensó algo con un mínimo, no ya de humanidad, sino de simple raciocinio?
Consejo del día: cambia esos amigos por otros menos brutos.
Muchos de estos argumentos que propones los esgrimí, y los tenían asumidos. 8(
EliminarMe gusta que expreses una realidad muy evidente: "la depredación humana no se acaba porque se empiece de cero"...
Completamente de acuerdo.
Gracias por tus letras. Un saludo.
De nada hombre. Es que no es la primera vez que escucho (leo) esa subnormalidad de la hecatombe universal como solución a los problemas de la humanidad.
EliminarOye, estás más perdió que el barco del arroz. Un abrazo.
"un siglo utópico para un Carenado idealista y voluntario"
ResponderEliminarTe refieres al siglo donde se inventó el bronce ¿no?