Es
curioso el montón de reflexiones que pueden hacerse en torno al
dolor y su padecimiento. Resulta, realmente, un asunto de filosofía.
Está claro que hay distintas intensidades de dolor, y distintas
variedades , también, que van desde el dolor físico al dolor
psíquico con sus infinitésimos.
De
entre tanta diversidad no comprendo los dolores gigantes y duraderos,
pues carecen de sentido biológico dado que mucho dolor indica que
algo va mal pero, sinceramente, su prolongación en el tiempo con
intensidad es algo ilógico. No le encuentro significado ni valor a
los dolores intensos y persistentes. Son absurdos, pues el enfermo ya
sabe que está mal. ¿A qué viene tanta insistencia nerviosa e
intensa? ¿Qué necesidad biológica hay en el dolor prolongado de un
enfermo? No lo entiendo. No lo veo. Lo siento de verdad.
Detrás
de las distintas reflexiones que hay sobre la razón del dolor he
leído desde razones extraterrestres, donde los reptilianos consumen
dolor homínido como el que bebe leche de vaca, por ejemplo, hasta
razones médicas donde los nervios inflamados dan la lata mientras
permanecen en ese estado como consecuencia, por ejemplo, de una
artrosis , pasando por cuestiones de karma o deudas pendientes del
alma, e incluso he leído razones relativas al mal funcionamiento de
nuestros sistemas anatómico-fisiológicos que entran en bucles
perniciosos, algo así como si un sistema operativo de un ordenador
tuviese defectos que apareciesen de vez en cuando y que se hiciesen tan
recurrentes como los bucles infinitos. La cosa es que un ordenador
siempre podemos reiniciarlo o, si no se deja, apagarlo e iniciarlo de
nuevo. Incluso podemos repararlo arreglando su hardware y su
software...Pero en nuestros cuerpos no es tan sencillo.
En
resumen, considero que cotas altas de dolor son despropósito y que hay
un dolor que es el más absurdo de todos, que me indigna
sobremanera. Ese es el dolor que provoca la guerra en las víctimas. A
fecha de hoy existen demasiadas guerras en nuestro mundo azul, me entran ganas de vomitar. En el
caso de las guerras creo, inevitablemente, que hay mucho psicópata
que no está al pie del cañón, si no bien protegido en otro país o en un búnker de hormigón. Bichos.
Me
duele en el alma que nos causemos tanto dolor los unos a los otros. Y también me duele el dolor autoinflingido. ¡Ay! , Homínidos.
Después de esta disertación sobre el dolor creo que acabas de arrebatarle el Nobel de medicina a la Universidad de Heidelberg.
ResponderEliminarCarenado es experto en dolores de tripa furgoneteros.
ResponderEliminar"La cosa es que un ordenador siempre podemos reiniciarlo o iniciarlo de nuevo. Incluso podemos repararlo arreglando su hardware y su software...Pero en nuestros cuerpos no es tan sencillo."
ResponderEliminarYa te dije que meterte una tarjeta gráfica por la entrada trasera no te iba a mejorar la vista.