Ahora le llega al turno a
la pereza. La verdad es que, antes de realizar los análisis general
y particular, necesito un preludio, un inicio. Es decir, necesito una
parrafada Carenada cuyo sentido sea inferior a cero, pero sea
sentido. La pereza y la "perreza" se parecen demasiado, cosa que ya me
escama en un principio. Además, si me remito la RAE (1992),
encuentro un montón de acepciones. Una de ellas habla de obligación,
otra de tardanza, y existe otra relacionada con
emprender...Inevitablemente me muevo en unas circunstancias parecidas
a la de la lujuria. Ya estoy temblando tras utilizar mi capacidad de
pensar para hacerme preguntas.
¡Carenado! ¡La razón
te engaña! ¡No deberías hacerte preguntas! Eres un animal vago. Ya
está. Es tu molde, tu “moldecito”. ¡Que no quieres trabajar!
¡Hombre! ¡No te engañes a ti mismo! ¡No nos engañes!
Tecleado este preludio,
de carácter inútil y relleno, toca una visión general de este
pecado capital que tanto asusta, por ejemplo, en la evaluación de
los trabajos por cuenta ajena e, incluso, propia. Es indeseable para
muchos que los tachen de perezosos. En algunos trabajos que he tenido
era de las peores cosas que podían decir sobre uno. En la fresa la
pereza estaba relacionada con el número de cajas que cogías en la
peonada de siete horas, con media hora más para almorzar. Y en la
venta con la cifra facturada por tus clientes, sin tener en cuenta su
volumen de facturación anterior o el vampirismo de clientes de tu
jefe de ventas.
A nivel general la pereza
da miedo, aunque de forma directa nunca he observado que llamasen
perezoso a alguien, aunque pasando hilo en un pueblo de Jaén un
compañero que tenía que pasarme el hilo dentro de una pre
instalación solo hablaba , y hablaba, con su nueva novia. Fue una
prueba muy dura. ¿Era pereza del compañero, o cara dura? A nivel
general, y pese al miedo de ser juzgado como perezoso o vago, que
también vale, es un concepto que es insulto. Como pecado capital de
facto es un pecado que suele camuflarse de distintas maneras. No
obstante dudo mucho de que la auténtica pereza sea detectable en un
mundo básicamente hipócrita. Considero que se justifica con
argumentos de camuflaje para que no surja la idea en los otros. Es un
asunto tremendamente sutil.
Hoy existe una “pereza”
muy relacionada con una palabra muy común en la prensa , y en la
industria, que se llama: productividad. ¿Qué relación
existe entre la pereza y la productividad? ¿Existe? ¿Parece que
existe? ¿Es real? ¿Hay personas que se tiran al palo en su trabajo
remunerado? ¿Todas las personas pueden desarrollar la misma tarea
con la misma perfección y rapidez? ¿Se trata de un problema de
herramientas y materiales disponibles para producir? ¿El que realiza
el juicio puede juzgar? ¿Quién controla al controlador?
Está muy extendida la
idea de que la propia pereza está relacionada con la hora de
levantarse por la mañana. Parece circular en el aire de las
sociedades locales que levantarse tarde es signo de pereza, sin tener
en cuenta, porque importa un rábano, la hora a la que la persona
juzgada se ha acostado, y menos aún las razones que había detrás
del retraso en acariciar el catre.
A nivel particular
reconozco en mi franqueza que me da miedo que me llamen vago, aunque
puntualmente haya caído en la pereza cuando he iniciado una tarea
obligada e, incluso, voluntaria. Digamos que mi máximo contacto con
la pereza ha sido, y es, durante el arranque de las tareas,
siquiera a nivel consciente. Una vez estoy en ellas las realizo con
la mayor pulcritud y disposición desde mis recursos personales.
Digamos que pongo la carne en el asador.
Para terminar, expresar
que tengo miedo de que los demás me consideren perezoso, cosa que
quizás consideren con frecuencia, pero es un pecado, en oposición a
su virtud, que no siento que me domine demasiado. Es lo que puedo
escribir en estos momentos carenados de mi vida, aunque pueda estar
equivocado.
En conclusión inicial,
tras dos pecados capitales expresados, entiendo la necesidad de los
pecados como referentes morales negativos del comportamiento homínido
del pasado, más allá de las religiones de las que surgieron.
Siempre he deseado que se hablase más de las virtudes, pero pocas
veces ha sido así. Ignoro la razón de este negativismo imperante e
imperado. Ignoro, incluso, la razón de que lo mandamientos de la ley
de Dios casi siempre empiecen por la palabra: NO. ¿No?
Posdata: la
palabra pecado está cayendo en desuso. Entiendo que pueda sonar
arcaica, pero sus acepciones siguen estando muy de moda, aunque haya
que entender su profundo sentido dentro de las sociedades del pasado
. Está muy claro que generaban un cierto orden, y afectaban a muchos
de los miembros de la religión que fuera o fuese. ¿Por qué? ¿A
muchos, o a todos?
La Policía investiga la relación entre tus paseos por el parque con una barbacoa y la desaparición de los patos de las fotografías.
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