Es precioso observar cómo las catástrofes
naturales aumentan el sentimiento solidario de muchos ciudadanos de este mundo,
pero también es doloroso observar como algunas instituciones “solidarias”, entiéndase
también asociaciones internacionales, se van a nutrir de esas desgracias ajenas
para conseguir recursos económicos para sí mismos, recursos que, a la postre, no
van a llegar a la zona de conflicto ni a las víctimas.
Cada vez que se publicita una
catástrofe, como la de Nepal, se me abren las carnes al pensar en los buitres
que van a tomar cuartos de un dinero destinado a la ayuda de los damnificados.
No voy a dar nombres de esas asociaciones, para eso está la policía nacional e internacional, pero sí voy a explicar cómo se despluma al desplumado,
o pobre, y al solidario, o generoso. Este es el procedimiento que me contaron
hace muchos años, pero antes de relatarlo tengo que decir que no todas las
asociaciones benéficas que buscan ayudar a víctimas del hambre, o de las catástrofes,
utilizan estos procedimientos de, técnicamente, robo. Solo pretendo indicar,
como he escuchado en el pasado, que me da vergüenza que se robe a las víctimas
de forma sutil, y a las personas solidarias de forma camuflada. Comienzo el
procedimiento de expolio expresado tal como me contó un Misionero de África hace muchos años a unos amigos del voluntariado, y a mí :
1: Vamos a construir un pozo
en la ciudad de Zipi y Zape –uso metáforas al desconocer la ubicación de ese
presumible pozo.
2: La asociación X aprueba
el presupuesto destinado a la construcción de ese pozo. El presupuesto se ha nutrido de los donativos de
estados y personas solidarias.
3: Se descuentan al presupuesto
los gastos de publicidad.
4: Se envía a un equipo a la
zona donde se pretende construir el pozo. Se les paga el viaje en primera
clase, se les aloja en un hotel de cinco estrellas, se les asigna un vehículo
todo terreno o dos, se les pagan golosas nóminas que están vinculadas al
presupuesto-con todos los pluses posibles-, se les lleva a la ciudad de Zipi y
Zape.
5: Llegan a la ciudad susodicha
de forma metafórica, exploran el lugar en búsqueda de agua, localizan varios
puntos interesantes para iniciar las perforaciones.
6: El equipo se vuelve a
casa pues, después de cuatro días de exploración y estudio, solo queda dinero para la
vuelta a la central, o para viajar hacia el siguiente proyecto. Fin.
Este entorno pide que se ayude a
toda víctima de catástrofe o hambre, pero solicita que se busquen maneras de
que el dinero no se pierda en el camino. No podemos permitir que los sinvergüenzas
reinen a su gusto. Hay que comenzar a darles la lata para que desistan de su actitud.
Este entorno, y el animal que
teclea y lo alimenta, solicita que cuando se producen catástrofes en países pobres
SE LES AYUDE sin rendirles cuentas posteriormente, o se les ayude a fondo perdido.
¡Eso es auténtica generosidad!
La ONU podría intervenir en estos
asuntos hasta que la vida vuelva a su cauce en la zona afectada por la
catástrofe. Una ONU destinada a ayudar en catástrofes me gusta más que su
destino actual de perpetuos VETOS. Quizás en los asuntos de catástrofes no bélicas la
ONU pueda ayudar de verdad, porque en las bélicas hay demasiados intereses
enfrentados que, muchas veces, frenan cualquier ayuda posible. Esto lo expreso
más allá del hecho de que los soldados que van a zonas de guerra como soldados
de la ONU… son dinero para los estados, o países, que participan con dichos profesionales.
Pero esto último lo explicaré otro día.
Gracias. Termino aquí, pues por
hoy ya he dicho demasiadas tonterías.
Posdata: también recuerdo como parte de la ayuda que pretendía enviarse a Haití...Nunca llegó. Pero como no conozco los detalles, freno mis letras aquí.