La navidad siempre es época de
reflexión, alegrías, convocatorias
emocionales, reencuentros y no reencuentros o reencuentros imposibles… Entre
las muchas actividades internas, y externas, que puede generar esta época,
destaca una cierta recapitulación ante el fin de un ciclo de traslación de la tierra entorno al sol, y el comienzo de uno nuevo para todos los seres vivos
que viven en este mundo de objetos y sujetos. Evidentemente, el origen del ciclo
de traslación podría iniciarse en otro cambio estacional, pero sucede que a
partir del 22 de Diciembre los días comienzan a ser un poquito más largos en el
hemisferio norte, porque del hemisferio sur sé poco, y del ecuador sé menos. Entonces…
¿Para qué concho enuncio este
párrafo evidente?
Pues para expresar que, desgraciadamente,
seguimos siendo animales chungos. Nuestra especie sigue siendo “homo stupid”
(homo destructor según el difunto Claes TG Linden). Intencionadamente uso esta
primera persona del plural, “seguimos siendo animales chungos”, para expresar
mi pedante pensamiento de hoy. Nada nuevo en este entorno gris.
No estoy dispuesto a reflexionar, o intentarlo, en estas fechas de
amor y concordia, sin considerar nuestra evidente animalidad activa y pasiva. Lo
siento por ustedes, antes que por mí, que me expreso en la libertad de mi
celda animal.
Si lo deseáis, podéis mirarme para contemplar mi animalidad “chimpancipesca”,
y en ese proceso, durante ese proceso, observaréis que ustedes sois tan
animales como yo. Lo siento. Son las cosas de los espejos.
Además, si me miráis
con la estúpida soberbia del que se siente superior a otro estaréis
demostrando, sabiamente, vuestra cretina estupidez. Se trata de la paradoja del gilipollas. Disculpadme, un día más, si os sentís insultados. Para evitarlo,
procurad no insultar a aquellos que consideráis inferiores a vosotros. No seáis
seres soberbios con ego gigante y “patatoide” (entiéndase en forma de patata).
Veréis como todo cambia en vuestro mundo absurdo, y lógico, del máximo beneficio a todos los niveles. Y eso sucederá cuanto
conozcáis la necesaria humildad.
Si estáis tomando decisiones por
otros.
Si estáis considerando vuestra
estúpida superioridad respecto a otros.
Si pensáis que los demás os
importan una hez, o son una hez.
Si entendéis que la bondad y la
generosidad son estupidez, si no hay circo.
¡No dejaréis de demostrar vuestra
animalidad!
¡No dejaréis de demostrar nuestra
animalidad!
Ante la intolerancia.
Ante la violencia.
Ante el odio.
Ante el lógico egoísmo
ingobernable.
Ante el lógico egoísmo
destructor.
¡No dejaréis de demostrar vuestro absurdo!
¡Si esto sigue así!
Si no sois capaces de una bondad
inteligente
¡No dejaréis de demostrar vuestra
animalidad!
¡No dejaréis de demostrar nuestra
animalidad!
¡Seréis bichos!
¡Seréis bichos, como yo!
¡Seremos bichos!
¿Lo veis, gili...?
Pero ante esta evidencia estúpida
de la soberbia y del egoísmo globales, la idea de la Navidad trae la esperanza en algo mejor,
en algo que ha de venir, en un mundo más justo, más amable, más amante.
¿Y ese mundo justo cómo se
articula desde la limitación del individuo atomizado?
Pues aplicando la ética natural y
los Derechos Humanos en cada decisión sin hipocresía, sin circo de títeres, sin vetos.
Aunque Claes T.G. Linden pensó que la
declaración de los Derechos Humanos se elaboró para contentar a los
intelectuales de las post-guerras mundiales del siglo pasado, considero, animalmente,
que son un referente genérico y real,
junto a la ética natural, para comenzar a funcionar bien de una puñetera vez
como especie, para dejar de ser estúpidos en nuestros comportamientos individuales,
asociados, estatales, interestatales, nacionales, internacionales,universales.
En definitiva:
¡Seamos buenos seres humanos ya! ¡Va siendo hora!
El culto al capital no resuelve
esta coyuntura absurda en que vivimos, pues los seres humanos sin dinero siguen importando un elemento fusiforme:
¡Importan un
badajo!
El comunismo intolerante tampoco resolvió nada, con sus asesinatos
selectivos del pasado, y con su culto al amiguismo.
La intolerancia a los ideológicamente diferentes sigue siendo absurda, pese a su aparente lógica.
Y del integrismo violento,
entre ellos el integrismo islámico actual, mejor no
hablar ni escribir…Nuevo absurdo antropomorfo... A sabiendas de la existencia de otros integrismos justificados entre las penumbras de la razón mediática, entiéndase el terrorismo de estado...
¡Va siendo hora de dejar de ser
bichos, y comenzar a ser inteligentes!
¡Vamos!
¡Venga!
¡Ehhh!
¡Qué es Navidad!
Época de esperanza.
Principio y
fin de una traslación de la Tierra,
en torno a su estrella amarilla.
En torno a nuestra
estrella.
Es tiempo de paz.
Es momento de tolerancia.
Es Instante perpetuo de justicia.
Es momento de la bondad.
¡Bondad generaliza, ya!
Feliz Navidad,
Feliz ciclo,
Feliz existencia ”anti-patatoide”.
Felicidades, entre seres mejorables.
" porque del hemisferio sur sé poco"
ResponderEliminarPues mira, es igual que el norte pero bocabajo.
"¡Ehhh!
ResponderEliminar¡Qué es Navidad!"
Carenado, el 18 de agosto.
"Lo siento por ustedes, antes que por mí, que me expreso en la libertad de mi celda animal."
ResponderEliminarLas celdas de los animales se llaman jaulas, y las prisiones zoos.
"Si lo deseáis, podéis mirarme para contemplar mi animalidad “chimpancipesca”, "
ResponderEliminarCreo que prefiero mirar una foto de Mónica Bellucci.
"estaréis demostrando, sabiamente, vuestra cretina estupidez. Se trata de la paradoja del gilipollas."
ResponderEliminarCarenado dirigiéndose al jurado popular que lo juzga por escándalo público reincidente.
"ante el fin de un ciclo de traslación de la tierra entorno al sol"
ResponderEliminarQuememos a Carenado por atentar contra el Orden Divino diciendo que la Tierra gira alrededor del Sol y por atentar contra la ortografía castellana escribiendo en el blog bajo el demoniaco influjo del licor de bellotas.
"¿Y ese mundo justo cómo se articula desde la limitación del individuo atomizado?"
ResponderEliminarCarenado, tras ser desintegrado por los extraterrestres en su penúltima abducción.