Desde mi absurdo existencial ha
habido un par de semanas donde no he podido subir entradas por encontrarme
fuera. Como pequeño registro de vida de esos momentos, subo estos dos vídeos sin saber si el segundo subirá por su tamaño.
Para acompañar el sonido y la
imagen del plano continuo, con Jazz de Marras tocando, personas entrando y
saliendo, incluso estando, expreso sensaciones en unos párrafos más con
palabras insuficientes.
Si algo atrae en mí este grupo
querido, de nombre Jazz de Marras, es la secuencia interna de sensaciones de
juego en paz. El pequeño dialogo entre los instrumentos me relaja y divierte.
Si tuviese la oportunidad de expresar el sonido de la paz entre los hombres,
tarea difícil entre tanta diversidad y absurdo, solo me bastaría proyectar en
una pantalla gigante a este grupo tocando alguna de sus versiones, o
composiciones.
"La paz jugaba como un niño entre los granos de arena de la playa. El aire rozaba un concepto tan difícil, y lo modulaba como sensato y real. Escuchando en la orilla del Atlántico, la paz se hacía posible desde el sano diálogo entre instrumentos, artistas, y medio"
ResponderEliminarMalditos hippies, ya están aquí otra vez
"Para acompañar el sonido y la imagen de plano continuo con Jazz de Marras tocando, personas"
ResponderEliminarLa última vez que te vi acompañando sonido e imagen fue después de comer garbanzos y tenías una pata levantada.
"personas entrando y saliendo, incluso estando"
ResponderEliminarApuntes líricos de Carenado en la cola del retrete de Los Lagares