Dada la circunstancia de
que estoy removiendo objetos y recuerdos, entre otras tareas
organizativas de una cueva que se está convirtiendo en un
hogar. Llaman mi atención perturbada, junto a sentimientos de
lejanía y proximidad, muchas de las cartas del pasado. Cartas
ordinarias de personas cuyo rostro no recuerdo, cuya ubicación
desconozco, cuya felicidad , o infelicidad, ignoro. Personas que ya
veo poco, o nada.
Su lectura, básicamente
de las recibidas y alguna que otra emitida, me ha hecho recordar
momentos en que una amiga me pedía que rezara por ella , cuando yo
rezaba. Me ha permitido revivir momentos con un amigo que me pedía
que fuese su amigo, cuando él no sabía lo limitado del significado
amigo ante su esquizofrenia galopante. Poco pude hacer por él cuando
me echó de su casa, cuando no me saludaba al cruzarnos por la calle.
Él fue eliminando amigos de su vida. Primero fue Ele, después un
servidor y, finalmente, fue Ao. Él, mi examigo, ahora vive de un
subsidio, siquiera que yo sepa.
Como decía, su lectura
me ha hecho recordar momentos como esos en que otra amiga, que es
médico en Badajoz, me enviaba cartas a Huelva, mientras yo estaba
estudiando magisterio cerca del río Odiel, y ella estaba terminando
COU cerca del Guadalquivir. O a un amigo que hizo la mili en Cádiz y
pertenecía a mis amigos de infancia en Madrid. Incluso me ha
hecho recordar a una amiga de Granada cuyo rostro no recuerdo. Sé
que fue después de una convivencia de Semana Santa en Granada, pero
soy incapaz de ver su cara en mi mente. También he recordado a un
Amigo de África que estuvo patrullando cerca de la valla de Marruecos
con España. Un militar fronterizo, y Amigo de África. Una paradoja
apreciada que dejó el lugar en poco tiempo, hace poco me crucé con
él en el metro.
En fin, sinceramente,
reconozco que no me parece mal que objetos del pasado, como son todas
estas cartas, perturben nuevamente mi mundo emocional. Siento, luego
existo. Estoy vivo. He conocido a gente guapa, pese a ser un bicho
indignado, muy amigo del desprestigiado 15M. Paradojas.
Posdata: me
hace gracia como continúan machacando al movimiento 15M. Unos
violentos no definen un movimiento indignado. Pobres policías.
Pobres gobernantes. Pobres opresores inconscientes que se escudan en
tres estúpidos para definir un estado grupal. Demasiados sinvergüenzas con
poder ¿Ahora le ha tocado a otro juez? ¿Hay alguien qué pueda
hablar sin miedo a perder?...Hez