Capítulo
24
María
interroga a Jesús
Y
sucedió
entonces, cuando Jesús terminó de decir estas palabras a sus
discípulos, que María, la honesta en su discurso y la bendita, fue
hacia delante, cayó a los pies de Jesús y dijo: “Mi Señor,
permíteme hablar delante de ti y no te indigne que frecuentemente te
moleste interrogándote”.
El
Salvador, lleno de compasión, respondió diciendo a María: “Habla
lo que desees y no me revelaré a ti abiertamente”.
María
respondió y dijo a Jesús: “Mi Señor, ¿en qué forma se han
demorado las almas a sí mismas aquí afuera, y cuáles serán
prontamente purificadas?”
Capítulo
25
Y
Jesús respondió a María diciéndole : “Bien
dicho María, interrogas bien con tu excelente pregunta y arrojas luz
en todas las cosas con segura precisión. Por
tanto, desde ahora en adelante no te ocultaré nada, sino que te
revelaré todas las cosas con seguridad y franqueza. Escucha pues,
María, y vosotros discípulos , escuchad: Antes
que yo proclamase a todos los Arcontes de los Aeones y a todos los
Regidores del Destino y de la Esfera, ellos estaban atados en sus
ataduras y a sus esferas y a sus sellos, tal como Jeú, el
Supervisor de la Luz, los había atado desde el principio; y cada uno
de ellos permanecía en su orden, y cada uno viajaba de acuerdo con
su curso, tal como Jeú, el Supevisor de la Luz, lo había
establecido ”
La
venida de Melchizedek
Y
cuando llegó el momento del número de Melchizedek,
el Gran Receptor de la Luz, este fue en
medio de los Aeones y de los Arcontes, quienes están confinados a
la Esfera y al Destino, y
arrebató la purificación de la Luz de todos los Regidores y los
Aeones y de todos los Arcontes del Destino y de aquellos de la Esfera
-pues él inspiraba lo que los ponía en agitación- y puso en
movimiento al Apresurador, que está por encima de ellos, y los hizo
girar en círculos velozmente y él (el Apresurador) arrebató el
poder que había en ellos y el aliento de sus bocas y las lágrimas
de sus ojos y el sudor de sus cuerpos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario