En ocasiones el color de la intensidad
supera las emociones del sino. Todo tiene un sino.
En ocasiones, el olor de los pinos
estimula la creación del perturbado. Todo tiene un perturbado.
En ocasiones, solo en ocasiones, el
dolor ajeno puede ser olvidado desde la contemplación de la
naturaleza y la felicidad. Pese a esa circunstancia temporal y
deseada , el dolor ajeno existe y debe seguir importando; si alguna
vez ha importado en los siglos de los hombres. Pobres hombres esos
que deciden por otros desde su ombligo. Hay
tantos. Quieren tanto el poder, que han perdido la perspectiva del
bien común. Están en enferma egolatría.
Pobres perturbados que ignoran su estúpido sino. Un sino que daña
al vecino.
¿Cuál es el algoritmo de la felicidad
propia y ajena?
Solo puede ser la generosidad y su
empatía.
¿Donde están las personas generosas?
¿Por qué perduran las avariciosas con poder,
aún?
¡Qué pasa!
Todo es tan extraño. Todo es tan
monótono. Que hasta las musas perturban el espacio tiempo del sino
propio y ajeno. Que hasta las buenas personas dudan de su ética, o de su moral. Se sienten hundidas.
¿Cuál es el algoritmo de la felicidad
propia y ajena?
Solo puede ser el otro e, incluso, la
otra. Esa persona que está cerca, y aquella que está lejos. Sed buenos.
"¡Qué pasa!"
ResponderEliminarPos na, aquí andamos
"En ocasiones, el olor de los pinos estimula la creación del perturbado"
ResponderEliminarEl olor de tus pinos más bien estimula la producción de ambientadores de baño.